
La prohibición del cerdo entre musulmanes y judíos en contraste con su aceptación entre cristianos es uno de los temas alimentarios que generan más interés en el mundo de las tradiciones religiosas.
El cerdo en las diferencias religiosas entre musulmanes, judíos y cristianos
Las razones detrás de estas diferencias van desde textos sagrados hasta significados culturales e históricos que aún resuenan en la actualidad. En Free Press Info, junto con Equipo Sabio, exploramos las razones bíblicas, culturales y de identidad que moldean estas prácticas alimentarias.
Los judíos y el consumo de cerdo.

En el judaísmo, las leyes de kashrut (kosher) dictan lo que se puede y no se puede consumir. Estas leyes provienen de la Torá, particularmente en Levítico 11:7-8 y Deuteronomio 14:8, donde se especifica que los animales aptos para comer deben tener pezuñas partidas y ser rumiantes. Aunque el cerdo tiene pezuñas partidas, no es rumiante, lo que lo convierte en un alimento prohibido o “impuro”.
La prohibición del cerdo también tiene un significado simbólico y práctico. En la antigüedad, abstenerse de consumir cerdo ayudaba a preservar la identidad cultural y religiosa de los judíos frente a otras comunidades que lo consumían. Además, la cría de cerdos en climas cálidos sin tecnología de refrigeración aumentaba el riesgo de enfermedades como la triquinosis, lo que podría haber influido en estas normas.
Los musulmanes el consumo de cerdo
Para los musulmanes, el cerdo es estrictamente haram (prohibido). Esta regla se encuentra en el Corán, en versículos como Surah Al-Baqara 2:173 y Surah Al-Ma’idah 5:3, donde se declara que este animal es impuro. En el Islam, estas leyes no solo tienen un propósito práctico, sino también espiritual: obedecerlas es una expresión de sumisión a Dios y de compromiso con la pureza religiosa.
La prohibición del cerdo también refuerza la identidad y las costumbres de los musulmanes, diferenciándolos de otras religiones y culturas. Al igual que en el judaísmo, también se asocia con un sentido de disciplina espiritual y limpieza ceremonial.
Los cristianos y el consumo de cerdo
En contraste, el cristianismo no prohíbe el consumo de cerdo. Este cambio doctrinal está relacionado con el Nuevo Testamento, especialmente en Hechos 10:9-16, donde el apóstol Pedro tiene una visión en la que Dios le muestra animales considerados impuros y le dice: “Lo que Dios ha purificado, no lo llames impuro”. Esta visión se interpreta como una abolición de las leyes dietéticas mosaicas para los cristianos.
Este enfoque permitió que el cristianismo se centrara más en la fe y la salvación que en las restricciones ceremoniales, facilitando la inclusión de los gentiles (no judíos) y promoviendo su expansión cultural. El consumo de cerdo se normalizó en las sociedades predominantemente cristianas, donde se convirtió en un alimento común.
Leyes dietéticas como identidad cultural
En el mundo antiguo, las leyes alimentarias no solo servían como normas religiosas, sino también como herramientas para reforzar la identidad cultural y la salud pública. Mientras que los judíos y los musulmanes han mantenido estas restricciones como parte esencial de su tradición religiosa, el cristianismo optó por un enfoque más universalista.
Estas diferencias reflejan las distintas interpretaciones de lo que constituye la pureza ceremonial y cómo las religiones se adaptan a las culturas en las que evolucionan. Hoy en día, la decisión de comer o no cerdo sigue siendo un tema cargado de significado espiritual y cultural para millones de personas.
Entender por qué musulmanes, judíos y cristianos tienen perspectivas tan distintas sobre el cerdo nos permite apreciar las ricas intersecciones entre fe, tradición e historia. Estas prácticas alimentarias, que pueden parecer simples reglas, son en realidad expresiones de valores profundamente arraigados que han perdurado a lo largo de los siglos.