
Los huesos de Francisco Franco abandonaron el Valle de los Caídos tal como lo ordenó el Tribunal Supremo. Su nuevo destino fue el Cementerio del Pardo – Mingorrubio. El traslado generó mucha expectación ya varios grupos ultras, en desacuerdo con la decisión del Supremo, se dieron cita en las inmediaciones del Valle de los Caídos para presenciar la operación.
La exhumación de Franco se considera la primera gran victoria de la Ley de la Memoria Histórica, aprobada por el Gobierno de Zapatero.
Un centenar de medios de comunicación cubrió la noticia en directo y aunque todo transcurrió con cierta normalidad, se produjeron momentos muy tensos. Por ejemplo, cuando Antonio Tejero, el teniente coronel que paralizó el país aquel 23-F del año 1981, se presentó sin acreditación y cruzó un cordón policial que nadie tenía permitido cruzar.
Tejero pasa el cerco policial. Hasta ahora nadie que no estaba acreditado podía hacerlo. pic.twitter.com/BeFPDodjQ7
— Héctor Juanatey (@hectorjuanatey) October 24, 2019
Los restos de Franco ya no están en el Valle de los Caídos
La familia de Franco no ha podido elegir el lugar de entierro de su familiar, tal como apelaban al Supremo ya que sobre él pesa una denuncia de la ONU por sus crímenes. Se han encargado del transporte del féretro desde el interior del valle hasta el coche fúnebre, mientras gritaban el saludo franquista.
La democracia española intenta reparar los crímenes del franquismo con una ley de memoria histórica que tiene muchas heridas que curar. Una Proposición No de Ley del PSOE en el año 2017, pedía al Gobierno el compromiso de exhumar lo que queda del conocido como el ‘último dictador español’.
La decisión de Sánchez, la de mover la Franco en días cercanos a la campaña electoral, se ha considerado electoralista y de provecho para la campaña de Pedro Sánchez por la presidencia de España.
Franco erigió el Valle de los Caídos como representación de su magnificencia y la diseño como el lugar en el que descansarían sus restos, así se lo concedió el rey emérito Don Juan Carlos I durante los pactos de la transición . Desde que murió, nadie se había inquietado por el hecho de que los restos de un dictador se hallasen en un lugar considerado Patrimonio Nacional.
El lugar se convirtió durante años en lugar de peregrinación para grupos afines con la ideología franquista. Era ya costumbre ver cómo se realizaban ofrendas de flores en la tumba del dictador seguido del saludo fascista prohibido por ley. Así es como el Valle de los Caídos, construido por la dictadura franquista y con mano obrera forzada (los obreros eran presos que pedían amnistía para trabajar en el Valle en compensación de su pena), se convirtió en la espina clavada en la democracia de España.