"El consumidor tiene el poder" rezan los programas de denuncia de la pesca abusiva, la ganadería "intensiva" y todo tipo de atrocidades al medio, la flora y la fauna y las mercancías de sangre de seres humanos.
Qué fácil es culpar a la gente de que todos no participemos en determinada ONG para erradicar el hambre en Yemen.
Qué fácil es poner una zanahoria al burro y que se sienta culpable de no avanzar, mientras se aclama públicamente cómo ponerle tiritas, al tiempo que se desangra por todas sus arterias del Mercado, el Estado y la Religión.
Qué fácil es perfilar el tipo de consumidores perfectos que hacen infinidad de denuncias inútiles sobre pescado que no da la talla, sustancias perjudiciales o cancerígenas en el agua o la alimentación y el ambiente.
Clientes que se atreven ...