El hombre moderno de hoy, es el Best influencer en Business, Fashion o LifeStyle, es un Gamer o un Showman del Entretainment.
El modelo del hombre moderno triunfante, es un líder ridículo, para gente ridícula, para el que no faltan revistas como Forbes que le den cierto timbre de prestigio, por cerrar el círculo entre grandes medios y grandes redes de masas a la hora de confeccionar el mainstream del pensamiento dominante en el Imaginario Colectivo, y que se constituyen como soberbios y prepotentes espantapájaros del cultivo intelectual Humano y, de paso, alardean del valor de su lamentable trabajo y de haberse creado a sí mismos, pero sobre los hombros de gigantescos Leviatanes.
Los hombres modernos ridículos, orgullosos de su ridícula y narcótica actividad para el público, se ríen ridículamente de los condicionamientos masivos y el control social anestésico de los grandes Medios de Masas, las Redes, los Gobiernos y las Corporaciones que los financian.
El gran hombre influyente moderno, se cree la cima triunfante del mundo, interpreta desde su prepotencia el fraudulento papel de actor principal y de sujeto impostor dueño de su destino.
Mientras sus patrocinadores le dictan la línea de pensamiento, emoción y actuación, se ríe de un posible condicionamiento tecnológico, político y económico en la psicología, los sentimientos y las conductas de las Masas y los individuos.
El hombre moderno de moda, es el esclavo doméstico exultante, que conoce bien el protocolo de cómo servirle los mejores platos de suculenta basura a los invitados y el correcto orden de la cubertería de estupideces y las fuentes más refinadas para cada guiso de consejos baratos.
Los hombres modernos de éxito, son hienas.
Deportistas, cantantes, actores y gurús charlatanes de todo tipo, que se alimentan de la carroña y la miseria humana de las SocialNetwork Victims, que llenan el miserable e inmenso vacío de su existencia siguiendo la falsa y repulsiva imagen ejemplar de una vida comercializada como un objeto mercantilizado agradable para el consumo masivo y estandarizado por los patrones de sus marcas patrocinadoras.
Los modernos influencers, son poco más que la escoria que la ingeniería psicológica, intelectual, afectiva y conductual define para los estratos más débiles e influenciables de la sociedad, que la mayoría de las veces coincide con un público infantojuvenil, sin una personalidad sólidamente formada y definida, sin espíritu crítico, manipulable e influenciable, que además, sirve de plataforma y caldo de cultivo para el siguiente grado de depravación social de generaciones futuras.
Los Influencers de la modernidad son bufones o equilibristas de la imagen y, algunas veces, con suerte, gurús que hacen malabarismo con teorías económicas exitosas de pacotilla y filosofías de cuñado de gimnasio o cuñada de esteticien, con un profundísimo retraso mental, disimulado tras una pompa muy espectacular y aparatosa de insultante ostentación y lujo obsceno.
El Influencer moderno es un verdadero líder o un bufón superficial.
El influencer moderno, no es más que un sociópata miserable, un muñeco diabólico accesorio, superficial y caprichoso, sólo entendible en sociedades de masas malcriadas, superficiales y caprichosas, y que está destinado a romperse bajo la presión psicológica de las exigencias de la exposición pública de su vida en el postureo y la artificialidad, y que además, no es consciente de que deja tras de sí innumerables miles de personas frágiles, que son víctimas igualmente rotas, que lloran y caen en profundas depresiones porque no están a gusto con su cuerpo, porque no quieren dedicarse a ninguna profesión o porque se obsesionan patológicamente con la popularidad, la imagen y la aceptación o la fama.
De tal manera, se construye un mundo virtual en que la mayoría sigue la tendencia de la democratización de la prensa rosa, socializados y extrapolada en el modelo de la Ideología Publicitaria de Masas como forma de vida.
Y hay mucha oferta de descerebrados queriendo triunfar y ser el modelo del resto haciendo las mismas imbecilidades; pero existe proporcionalmente muy poca demanda para cubrirla y ser elegido como un perfil fetiche, bendecido por la maldición de los grandes patrocinadores de modelos de vida, para encajar como su imagen trendy, de retrasado mental profundo enmascarado, para mercantilizar sus vidas y sus estúpidas costumbres, como un producto de Ingeniería Social, Doctrina Publicitaria y Redes de Masas.
Autor: 119Misarkia
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