Lo más inteligente con la pandemia, es vivir responsablemente, aplicando las cuatro reglas de la virtud humana: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Es lo que nos hace ser más libres, más racionales, mejores personas y menos asociales.
Primera virtud humana: JUSTICIA.
Obedecer el orden cívico y legal. Acataban a Nerón, los primeros cristianos.
Ejemplo de Cristo. Pagaba impuestos, obedecía la Ley… Era Perfecto Dios, ¡y perfecto Hombre!
Nosotros, ciudadanos, debemos cumplir con todas las leyes “sin excepción”, reglamentos y normas.
Segunda Virtud humana: PRUDENCIA.
Prever. Pensar antes, vigilar despacio, aplicar bien, y repetir siempre las medias preventivas.
Evitar contagios. Cuidar a los enfermos.
Mantener el distanciamiento… pero exigirse en atender a las personas: interesarse, seguirles, saludar…
“Hay artículos contando casos de amigos, atendidos online, hasta su curación… o hasta su entierro.”
Pedro García Alonso, autor original.
Cuidar a todos los que necesitan ayuda. Obligación con todo el mundo: cuidar no propagar el virus.
Es de Derechos Humanos: Cuidar todos los entornos, nacionales y extranjeros.
El COVID-19 no es local, ni regional: es mundial.
No distingue a cristianos ni ateos, ni idiomas o ideologías, ni profesión o estatus social…
Tercera Virtud: FORTALEZA
Exigirse en cumplir cada detalle.
Por estar tú sano, ser padre o hermano. Ser adulto y maduro. Por ser ciudadano responsable.
Desinfectarse, ponerse la mascarilla con cuidado, vigilar a los que no saben hacerlo por su edad (escasa o excesiva) o por su inmadurez…
Cuarta virtud: Templanza
No exagerar. Ni calvo, ni con siete pelucas. No despilfarros: Control, rigor, y autodisciplina.
Evitar tirarlo todo en exceso y generar demasiados residuos, saber aprovechar con mínima contaminación los desperdicios.
DAR BUEN EJEMPLO
En menores, jóvenes, incultos… hay desacato y desobediencia en guardar el confinamiento.
Botellones, fiestas indebidas, burlar las normas, contagiar e infectarse…
ENSEÑAR A TODOS, CON NUESTRO EJEMPLO, A RESPETAR A LA AUTORIDAD
Sea quien sea. Aunque tú no le hayas votado, ni elegido.
Toda autoridad viene de Dios (“Non est auctoritas nisi a Deo” San Pablo a los Romanos 13.1)
La “libertad” ajena, de no contagiarle (público riesgo: por situación, edad, salud, condición, estado…)
ES LO QUE AHORA TOCA
Guardar la separación, es como ayudar a la viejita a cruzar la calle
Ella sola, ni se sostiene, ni casi ve las luces del semáforo, ni las rallas del paso de peatones.
ESTO ES EL ORDEN SOCIAL
Los fuertes han de cuidar de los débiles. Los mayores, de los menores. Los sanos, de los enfermos.
Los cultos, de los incultos. Los responsables, de los más descuidados. Los jóvenes, de los viejos.
Sólo así haremos del mundo, de la sociedad, algo humano y feliz, en vez de una selva salvaje o un caos de egoísmos.
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