El movimiento católico integrista de extrema derecha conocido como Civitas se encuentra bajo la amenaza de disolución tras una orden emitida por el Ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin. Esta medida ha surgido por comentarios antisemitas realizados durante un seminario el mes pasado por el líder del movimiento, Pierre Hillard, y algunos de sus colegas.
El polémico seminario en cuestión ha suscitado una gran controversia en la sociedad francesa y ha dejado en entredicho la dirección moral y política de Civitas. Durante el evento, Pierre Hillard abogó por la revocación de los derechos y la ciudadanía de los judíos, musulmanes, y budistas para que no puedan ser ciudadanos franceses, planteando ideas que han sido ampliamente condenadas por su contenido discriminatorio y antisemita. La gravedad de estas declaraciones ha impulsado al Ministro del Interior a considerar la disolución de Civitas, un movimiento que ha estado vinculado a posturas extremistas y conservadoras.
Civitas, fundado en 2002 por Alain Escada, ha buscado promover una visión política y social basada en los valores católicos tradicionales. Sin embargo, a lo largo de los años, el movimiento ha estado en el centro de varias controversias debido a su retórica radical y posturas en temas como la inmigración, el multiculturalismo y su oposición a la Unión Europea. Esta última controversia centrada en comentarios antisemitas ha marcado un punto crítico para el movimiento conocido por el corazón de Jesús.
Voces a Favor y en Contra: Reacciones a la Posible Disolución de Civitas.
Defensores del movimiento han sostenido que esta acción gubernamental es un ataque a la comunidad católica y atribuyen el ataque a lo que perciben como “cristianofobia” por parte del gobierno francés. Argumentan que esta medida se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio por mantener la laicidad en todo el Estado y restringir las expresiones religiosas en la esfera pública.
No obstante, críticos y observadores señalan que la sanción contra Civitas responde a la gravedad de los comentarios antisemitas y no a un ataque a la fe católica. Además, han apuntado a la retórica previa de Civitas, que incluye declaraciones controversiales sobre inmigrantes y musulmanes, como una muestra de la problemática en el discurso del movimiento.
“La Francia que sanciona a Civitas ahora y que se sorprende por el carácter antisemita de Civitas no veía problema cuando vomitaban sobre inmigrantes y musulmanes” observó un crítico. Esta doble moral ha generado un debate intenso sobre las responsabilidades morales y políticas de los movimientos extremistas en un contexto social cada vez más diverso y polarizado.
Con aproximadamente 165,000 miembros en todo el país, Civitas enfrenta un momento decisivo en su historia. La sociedad francesa y la comunidad internacional observan atentamente cómo se desarrolla esta situación y cuál será el resultado final de las acciones emprendidas por el gobierno en respuesta a los comentarios antisemitas.